Enero 18, 2013 por David Fernández
Belmonte
” En esto de los blogs
docentes (destinados a usos educativos y/o personales) hay una cuestión
importante a analizar. La gran cantidad de docentes que empiezan uno para
abandonarlo a los pocos meses. Reconozco que mantener un blog requiere de
tiempo (algo que, por desgracia, cada vez abunda menos), esfuerzos y capacidad
de sacrificio. No es algo de empezar y tener el feedback que te ayude a
mantener el ego para continuarlo en pocos días. No es algo que muchos
agradezcan. Es algo que uno ha de decidir empezar por cuestiones personales
(más allá de otro tipo de connotaciones o previsiones futuras).
Es por ello que una de las
cuestiones a analizar es el establecimiento de unas etapas de desarrollo. Unas
etapas que habrían de permitir ir avanzando con el blog (a la vez de plasmar en
el mismo el propio aprendizaje). Unas etapas, cuyo avance entre las mismas, va
a depender mucho del docente que se halle detrás del teclado.
¿Cuál debería ser la
primera etapa? ¿En qué debería consistir?
Supongo que antes de empezar
el blog uno debería haber leído algunos blogs escritos (o, en algunos casos,
perpetrados) por algunos compañeros suyos. No sólo en lengua propia… se debe
abrir el abanico.
Una vez leídas algunas
cosillas y decidido firmemente dar el paso de su creación se habría de plantear
la plataforma (normalmente, recomendaría, para iniciar la aventura sumarse a
los blogs prediseñados que ofrecen Blogger o WordPress -con muchas plantillas y de gestión básica sencilla-). La configuración
inicial de la plataforma habría de tener en cuenta algunos detalles:
- La fuente utilizada (tipo de letra y tamaño) ha de ser de fácil
lectura
- El tema ha de ser sencillo y poco cargada (a nivel de widgets o
plugins). Ya se irá modificando con el tiempo. Estamos sólo en la fase
embrionaria (y destinar más esfuerzo del requerido a esto al iniciar el
proyecto es estar abocado al fracaso)
- Elegir una navegación fácil y, como no, diseñar las categorías (o
etiquetar) para poder encontrar fácilmente en el futuro nuestros artículos
(si se continua con el “invento” ya veréis que cuando llevéis más de cien
artículos lo que cuesta encontrarlos si no los habéis catalogado bien)
Ahora sí. Escribamos algo.
Empecemos por artículos muy sencillos sobre temas que estemos aprendiendo (o
que nos gustaría aprender). Compartamos situaciones de aula. Hagamos algo muy
ligero que, con la práctica, seguro que mejorará. No tengamos miedo en estos
primeros albores del alumbramiento. ¿Con qué período? Ligero. No nos
sobrecarguemos con la escritura. Ya vendrán momentos con más intensidad
literaria. Eso sí… escribir frases cortas es un buen sistema. Nada de
florituras. El contenido debe estar bien redactado. Pasar un corrector no hace
daño. No pasarlo, siendo docentes, implica descuidar algo tan importante como
es la ortografía del redactado.
A propósito… la identidad
digital irá muy ligada a nuestro blog. No compartamos en los inicios
alegremente nuestros datos personales. Esperemos a familiarizarnos con la
plataforma e ir viendo cómo se desarrollan las cosas. Lo anterior no implica no
escribir algo sobre nosotros para nuestros futuros lectores. Una página
titulada “Sobre mí” nunca está de más.
La siguiente etapa es
la de consolidación. Una vez empezamos a tener gente que nos lee (en
muchos casos, los primeros son amigos y/o docentes) nos encontramos con
comentarios a lo que estamos publicando. Unos comentarios que siempre (aunque
eso es opción personal) deben estar moderados y, en sus inicios, ser respondidos
con premura. El esfuerzo de los comentaristas lo merecen, aunque reconozco que
llega un momento en etapas ulteriores que se hace harto difícil (por la
cantidad de los mismos).
¿Qué conviene cambiar en esta
etapa? A nivel de artículos tenemos (se nos autoexige) ser más prolíficos. Al
escribir más, recibimos más inputs y nuestro aprendizaje es mayor. ¡Cómo no
compartir parte de ese aprendizaje con nosotros y con quienes se pasan un
tiempo a leernos! Un artículo semanalmente o cada quince días es factible. Eso
depende de vosotros.
Ahora sí que podemos empezar a
trastear con nuestro blog. Podemos personalizarlo, añadirle determinadas
opciones (conectarlo con nuestras redes sociales, incluir la posibilidad de
registrarse al mismo por correo electrónico, etc.). Va a ser nuestra casa (y,
espero, que la de muchos) y por eso debe ser acogedora. Nos tenemos que sentir
a gusto. Son muchas horas las que ya llevamos en esto.
A nivel de artículos también
podemos incluir enlaces. Podemos pedir opiniones (es sano porque se aprende
mucho de esas aportaciones). También puede ser interesante embeber vídeos y
otros elementos multimedia. Recomendable al ciento por mil realizar borradores
previos a la publicación. Ahora ya no es todo publicable. Quizás sí que lo sea
pero conviene moderar y matizar cuestiones varias.
Una vez consolidado el blog ya es difícil
abandonar. Hemos pasado los primeros puertos de montaña en esto del blogging.
Ahora sólo queda pasar al modo avanzado o etapa de expansión. Una etapa
donde conviene plantearse muchas cosas. Donde conviene detenerse a analizar y
valorar la capacidad de colaboración que ofrecen las plataformas de blogging. A
decidir si prescindir de la plataforma gratuita para hacernos con un hosting
propio. A hablar también de la posibilidad de conseguir un nombre que
identifique nuestro trabajo en
la red. A acabar de perfilar
esa identidad digital que nos distingue. Es la etapa en la que nos hemos hecho
mayores.
Una vez releído el artículo no
tengo nada claro si el redactado es suficientemente coherente, aunque espero
que pueda serviros. El blog propio del docente en pleno siglo XXI se hace
imprescindible. Es parte de nuestro trabajo. Es parte de nuestra vida digital.
“
NOTA.- Si deseas que el blog te notifique vía correo electrónico sus actualizaciones, puedes solicitar este servicio vía correo electrónico, a la siguiente dirección leyvajorge83@hotmail.com
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